Short Stories

1.

El Desayuno

Por Al Rodes

 


El desayuno es ese breve instante de 2 o 3 minutos de libertad que tengo conmigo cada mañana, luego de vencer en feroz lucha a los cacharros de la cocina y pasar a la mesa con el premio de la victoria: un animado festín que encuentra, en una reducida bandeja, su más noble escenario. Y va entonces un sorbo de café, que me restaura la alegría; un mordisco de pan, que me despierta los sentidos; una cucharada de cereal, que me trae de vuelta a la vida. Sólo 3 minutos; lo suficiente para dar la largada a un nuevo día.

 

    


2.

El Umbral

Por Al Rodes

 


Te aconsejo que no cruces el umbral sin el debido consentimiento del abad; mucho menos, sin haber pasado antes con un estricto ritual. Porque, así no lo sepas, o no sea tan evidente –en primera instancia–, lo que encuentres adentro estará marcado por esta pauta. No pretenderás develar los misterios de lo sagrado o acceder al susurro revelador de las dríades, irrumpiendo sin la debida venia. Nada tan desaconsejable como transgredir el sutil límite del aquí y del allá, sin tan siquiera haberse despojado de las vestiduras profanas.
 

    


3.

Amnesia

Por Al Rodes

 


 

No me recuerdo. Sé que hubo una época en la que era corriente ceder a los caprichos o sucumbir a los deseos, a las ambiciones; y, en ese marco, la vida era otra. Pero de un tiempo para acá, como si a alguien se le hubiese ocurrido hacer un clic, todo se redujo a un constante ahora, en el que ya no sabes si vas o vienes, en el que ya no importa quién eres o qué tienes; menos, si conocerás otro mañana o si tienes una historia. Porque hasta recordar se convirtió en tarea ardua; inservible, absurda.

 

   

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