Instrucciones para montar en bicicleta
Es sencillo. Para montar en bicicleta tan sólo necesitas –fuera de la bicicleta– afianzar tu equilibrio. Ese es el factor determinante.
Y aquí debería preguntarte:
¿Qué tan equilibrado o equilibrada eres tú?
Y tú dirás: "Sí, yo soy muy equilibrado, o muy equilibrada, guardo total coherencia entre lo que pienso, lo que digo y lo que hago; así mismo, me cuido de ser congruente tanto en mis sentimientos como en mi parte racional; tengo, además, un proyecto de vida consecuente y realista; guardo plena armonía con mi ser y me considero una persona estable y madura".
Sí, sí, sí: ¡muy bien! Perfecto. Pero: ¡para! Porque ahí estaríamos hablando de un 'Equilibrio Emocional'; que, aunque muy importante, no te servirá de mucho si lo que pretendes es aprender a tener el dominio y el control, no propiamente de ti mismo, sino el de un aparato llamado 'bicicleta'.
La pregunta debió haber sido:
¿Cómo andas de equilibrio?
Y ahí sí habría que considerar el equilibrio como capacidad física, como 'equilibrio dinámico', como un sentido que depende de varios sistemas para procesar la información necesaria que nos permite mantener el equilibrio; entre estos sistemas, según lo confirman los especialistas, el sistema vestibular del oído, la zona interna del oído; responsable, además, de coordinar los movimientos del cuerpo y la cabeza y fijar la mirada en un punto del espacio, así como de nuestra estabilidad y nuestro equilibrio físico.
Entonces, según esto, ¿qué es montar en bicicleta?
Montar en bicicleta sería entonces el balance perfecto entre mantener el equilibrio y profesar el dominio de la máquina.
Sencillo, profe; dirás tú. Pero, ¿cuál máquina?
La bicicleta. Ese vehículo de dos ruedas y un marco, movido por una persona, provisto de un manubrio en su parte delantera, un sillín y dos pedales que transmiten el movimiento de las piernas a la rueda trasera a través de una cadena y un piñón.
En resumidas cuentas, montar en bicicleta, uno de los medios de transporte más saludables y satisfactorios que existen, va a requerir, además de afianzar tu equilibrio: de entusiasmo, de práctica, de técnica y de pasar –quizás– por una que otra caída. Pero, al final de cuentas, superados estos impases, bien podría decirse que cualquiera puede montar en bicicleta.
Así que pasado un tiempo, y sobrepasada la prueba, es muy posible que estés a tono para escucharle a alguien decir: "Es como montar en bicicleta: nunca se te olvida".
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