Instrucciones para Jan Decker

 


En el cruce de la Avenida Dalton con Tercera Este, sobre el andén, parado junto al semáforo, en medio del concurrido tráfico y la helada noche, a la que la lluvia ha azotado sin contemplación, Jan Decker espera impaciente, mientras da a su cigarrillo los últimos chupetazos.

 

A contados metros, cruzando la calle, sobre la cebra peatonal, un hombre de sombrero (fedora gris, de ala corta), cubierto por una extensa gabardina negra, le hace señas. Desconfiado, Jan Decker se acerca, con la esperanza de encontrarse con alguna pista que le ayude a identificar al sujeto.

 

Entonces, el hombre, que justo ahora mira a lado y lado, abre su gabardina y deja ver a Decker, en el interior de ésta, un sobre compacto, tamaño oficio, liado a su interior. Decker se acomoda el sombrero, asiéndolo por la punta, toma el sobre con resolución y deposita en la mano del extraño lo que parece la ficha de juego de un bingo, la '36', la que el sujeto recibe, observa rápidamente, asiente con la cabeza y continúa su rumbo.

 

Una nueva mirada, a lado y lado, y ahora Decker, nervioso, se aleja con pasos apresurados, llevando bajo el brazo el misterioso sobre.

 

Al interior del café, la atmósfera, contaminada por el humo de los fumadores y el murmullo de los visitantes, parece confiable. Jan Decker busca una mesa libre y la ubica al final del pasillo, confinada en un rincón; lo bastante retirada de la puerta de ingreso al local, para no ser molestado y no levantar sospechas.

 

Le solicita un café a la camarera que se le acerca, y sólo hasta después de que ésta lo trae, Decker pone el sobre encima de la mesa. Con recelo, mira nuevamente a lado y lado, saca bríos y se da a la tarea de escrutar su contenido.

 

Una a una, del interior del sobre, van apareciendo entonces diversas cartas, timbradas con sellos postales. Abre la primera, siguiendo el orden de registro de los sellos, y se encuentra –tanto en ésta, como en las siguientes– con un recorte de periódico doblado (uno diferente en cada sobre), que, al desplegar, le señala varias letras y palabras resaltadas con bolígrafo.

 

Decker, que recibió instrucción en códigos y escritura cifrada, toma entonces nota, de forma apresurada, del registro de cada una de las grafías halladas al interior de cada una de las cartas, en la libreta que guarda siempre en el bolsillo exterior izquierdo del saco.

 

Cuando termina con la última carta, la instrucción se hace clara. Jan Decker paga el café, con unas cuantas monedas que encuentra en el bolsillo exterior derecho del saco, y abandona el lugar. Pasos más adelante, ingresa en un callejón, y frente al primer bote o contenedor de basura que encuentra, arroja el sobre, luego de prenderle fuego en la punta con un encendedor. Un gato maúlla y emprende la huida, y en la carrera golpea una lata vacía que cae y pega contra el piso en medio de la oscuridad.

 


 

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